La Ley Del Diezmo, ¿Ley Del Señor O Fraude Del Hombre?


Barranquilla, 21 de mayo de 2015

Cómo estás querido amigo. Desde mi última carta ha estado ocupando mi mente un tema que por años ha sido causa de múltiples preguntas en cuanto a si el hombre o “Dios” crearon una ley para hacer del culto un muy lucrativo negocio, se trata de “la Ley” del Diezmo. A pesar de que dicha “ley” es utilizada por infinidades de religiones, sectas, cultos, etc… es mi intención enfocarme en la manera de practicarla e imponerla del mormonismo, por lo que vamos a analizar sus bases doctrinales y un discurso muy interesante de uno de los apóstoles mormones, por lo que no podrán decir que es “no oficial”, aunque para justificar las sandeces que dicen se inventan tantas cosas, que seguramente han de tener algo muy bueno bajo la manga.
Primero que todo me gustaría ilustrarte la forma en la que empezó el mormonismo, en cabeza de José Smith, a exigir de sus miembros los ingresos de éstos, a lo que él llamó la “Ley de Consagración”: En Kirtland, Ohio, el 9 de Febrero de 1831, José Smith recibió la siguiente revelación:

DyC 42: 29-36
"29 Si me amas, me servirás y guardarás todos mis mandamientos.
30 Y he aquí, te acordarás de los pobres, y consagrarás para su sostén lo que tengas para darles de tus bienes, mediante un convenio y un título que no pueden ser violados.
31 Y al dar de vuestros bienes a los pobres, a mí lo haréis; y se depositarán ante el obispo de mi iglesia y sus consejeros, dos de los élderes o sumos sacerdotes, a quienes él nombre o haya nombrado y apartado para ese propósito.
32 Y sucederá que una vez depositados ante el obispo de mi iglesia, y después que él haya recibido estos testimonios referentes a la consagración de los bienes de mi iglesia, de que no pueden ser retirados de ella, según mis mandamientos, todo hombre se hará responsable ante mí, administrador de sus propios bienes o de los que haya recibido por consagración, cuanto sea suficiente para él y su familia.
33 Y además, si después de esta primera consagración, que constituye un resto que ha de consagrarse al obispo, hubiere en la iglesia, o en manos de cualquiera de sus individuos, más propiedades de las necesarias para su sostén, se depositarán para suministrar de cuando en cuando a los que no tengan, para que todo hombre que esté necesitado sea abastecido ampliamente y reciba de acuerdo con sus necesidades.
34 Por tanto, el resto se guardará en mi almacén para suministrarse a los pobres y a los necesitados, de acuerdo con lo que indiquen el sumo consejo de la iglesia, y el obispo y su consejo;
35 y para comprar terrenos para el beneficio público de la iglesia, y construir casas de adoración, y edificar la Nueva Jerusalén, que más adelante será revelada,
36 a fin de que mi pueblo del convenio se congregue como uno en aquel día en que yo vendré a mi templo. Y esto lo hago para la salvación de mi pueblo."
A partir de entonces, Smith y sus colaboradores intentaron implementar lo que se conoció como la “Orden Unida”, una organización que consistía en que las familias entregaban a la iglesia todos sus bienes y luego la iglesia, encabezada por el Obispo, repartía de acuerdo a las necesidades que dicha familia tenía, entregándole títulos de propiedad únicamente de la porción que se le daba a la familia en cuestión como “mayordomía”, y el sobrante era distribuido para beneficio público. En otras palabras, era una especie de comunismo con algunas diferencias. A pesar de hacer varios intentos por implementar dicha orden, todos fracasaron y como siempre, fue culpa de los miembros y no de sus líderes, ni mucho menos de Elohim.

DyC 105: 1-5
"1 De cierto os digo a vosotros que os habéis congregado para saber mi voluntad en cuanto a la redención de mi pueblo afligido:
2 He aquí, os digo que si no fuera por las transgresiones de mi pueblo, en lo que a la iglesia respecta, y no a individuos, bien habrían sido redimidos ya.
3 Pero he aquí, no han aprendido a ser obedientes en las cosas que requerí de sus manos, sino que están llenos de toda clase de iniquidad, y no dan de sus bienes a los pobres ni a los afligidos entre ellos, como corresponde a los santos;
4 ni están unidos conforme a la unión que requiere la ley del reino celestial;
5 y no se puede edificar a Sión sino de acuerdo con los principios de la ley del reino celestial; de otra manera, no la puedo recibir."
Aunque los intentos fracasaron, aún tienen la esperanza de vivir dicha “Ley Celestial” o “Ley de Consagración” u “Orden unida”, como quieras llamarle, durante el Milenio, en otras palabras, El sistema de gobierno mormón del milenio será una especie de socialismo teocrático.

Luego de su fracaso por despojar a la gente de sus posesiones, Smith se ingenió otra forma de sacar provecho de su posición y recibió otra “revelación” de Elohim donde los miembros debían dar el diez por ciento de sus ingresos, lo que se conoce como el Diezmo.

D y C. 119:3–4.
"3 Y esto será el principio del diezmo de mi pueblo.
4 Y después de esto, todos aquellos que hayan entregado este diezmo pagarán la décima parte de todo su interés anualmente; y ésta les será por ley fija perpetuamente, para mi santo sacerdocio, dice el Señor."
Algo que siempre me ha llamado la atención es que los líderes SUD, al dirigirse a neófitos o como ellos les llaman “investigadores”, siempre sustentan la observancia del diezmo con las mismas escritura de Malaquías donde se dice que si no se paga el diezmo, se le está robando a dios (Malaquías 3: 8-10), y en la de Hebreos donde dice que Abraham pagó los diezmos de los despojos de guerra a Melquisedec (Hebreos 7:2), a pesar de que tienen en su libro de Doctrina y Convenios unas escrituras bastante claras como donde dice que si no diezmas serás quemado (DyC 64:23). Pero todo cobra sentido cuando entendemos que la aceptación de la biblia es mucho más generalizada que el resto de inventos de Smith, por lo que si una persona lee en la biblia algo sobre el diezmo, su disposición a obedecer será mayor que si lo lee de un libro nuevo y de dudosa procedencia, pero no caen en cuenta que si vamos a aceptar el diezmo solo por estar en la Biblia, deberíamos aceptar también el resto de cosas, como el Sabbat y las penalidades por violarlo, los sacrificios de animales, las lapidaciones, etc…

Hasta el día de hoy, el diezmo es la medida captadora por excelencia del mormonismo, a pesar de que se han ingeniado otras maneras de despojar a los miembros a través de ofrendas de ayuno, fondo misional etc, etc… y para ilustrar la forma de pensar, y de engañar, de los dueños de la iglesia, te muestro un discurso (con algunos comentarios míos) de uno de los apóstoles mormones (las cursivas en negrilla son mis comentarios):
"El diezmo es una prueba de fe con bendiciones eternas (Dice eternas por que en ésta vida no las verás por supuesto). En el Antiguo Testamento, Abraham demostró su fe al pagar diezmos al gran sumo sacerdote Melquisedec. Jacob, nieto de Abraham, prometió al Señor: “De todo lo que me dieres, el diezmo apartaré para ti”.
El diezmo se ha establecido en estos últimos días como una ley esencial para los miembros de la Iglesia restaurada del Señor. Es una de las formas básicas de demostrar nuestra fe en Él y nuestra obediencia a Sus leyes y mandamientos (o sea que si no pagas, por mucho que cumplas el resto de cosas más importantes como no matar, no robar, no adulterar, etc… no has demostrado nada). El diezmo es uno de los mandamientos que nos habilitan, mediante nuestra fe, a entrar en el templo: la Casa del Señor (¿Y ahora que dirán los que dicen que el diezmo no es exigido?, pues si no pagas no puedes entrar al templo a realizar tus ritos masónico-mormones y por ende NUNCA serás dios).
Poco más de tres meses después del martirio del profeta José Smith, cuando los santos edificaban el Templo de Nauvoo, Brigham Young escribió en nombre del Quórum de los Doce Apóstoles: “Observen firme y constantemente la ley del diezmo… luego acérquense a la Casa del Señor y sean instruidos en Sus caminos, y caminen por Sus senderos” (ya ves, primero paga el boleto y luego entra a ver la película).
La observancia estricta de la ley del diezmo no sólo nos habilita para recibir las ordenanzas salvadoras más elevadas del templo, sino que también nos permite recibirlas en nombre de nuestros antepasados. Cuando se le preguntó al presidente John Taylor, en ese entonces integrante del Quórum de los Doce, si los miembros de la Iglesia que no habían pagado sus diezmos podían ser bautizados por los muertos, contestó:

El que no pague sus diezmos no es digno de bautizarse por los muertos… Si un hombre no tiene la fe suficiente para cumplir con estos pormenores, tampoco tiene la fe suficiente para salvarse a sí mismo ni a sus amigos” (que desgracia no te parece, si no pagas, ni tú ni tus muertos podrán salvarse, ahora debes pagar no solo por ti sino por los miles que te precedieron, no seas malo y dales la oportunidad a tus muertos de salvarse).
…Se espera que tanto los obispos como los secretarios paguen un diezmo íntegro y hayan aprendido a vivir en forma prudente de acuerdo con sus medios (pero eso no se espera de los dueños de la iglesia, las Autoridades Generales, quienes contrario a dar a la iglesia, es la iglesia la que les paga honorarios, o como quieran llamarle, por sus servicios)."
Con relación a la utilización de los fondos del diezmo, y hablando del “Consejo Encargado de la Disposición de los Diezmos”, integrado nada más y nada menos que por la Primera Presidencia, el Quórum de los Doce Apóstoles y el Obispado Presidente, el citado “apóstol del Señor” nos regala esta gema:
"Es sorprendente observar cómo ese Consejo está atento a la voz del Señor. Cada miembro está al tanto de todas las decisiones del Consejo y participa en ellas. No se toma ninguna decisión hasta que haya unanimidad en el Consejo. Todos los fondos de diezmos se gastan en los objetivos de la Iglesia, entre los que se cuenta el bienestar: el cuidado de los pobres y los necesitados; templos, edificios y el mantenimiento de centros de reuniones, educación, cursos de estudio; en una palabra, en la obra del Señor (Y en cual de estos rubros se encuentra City Creek? A claro en el bienestar de los pobres y necesitados de poder y riquezas, los dueños de la iglesia).
Cuando un amigo del presidente George Albert Smith le preguntó lo que pensaba del plan que tenía de tomar lo que habría sido el diezmo y donar esa décima parte a organizaciones de beneficencia de su elección, el consejo del presidente Smith fue el siguiente:“Me parece que eres muy generoso con lo que le pertenece a alguien más… (jajaja, claro, que malo era éste hombre, como va a darle a la beneficencia el dinero que le pertenece a los “profetas y apóstoles”. Qué desconsiderado e inicuo) Me has dicho lo que has hecho con el dinero del Señor, sin ninguna indicación de que hayas dado ni un solo centavo tuyo. Él es el mejor socio que tienes en el mundo; él te da todo lo que posees, aun el aire que respiras. Él ha dicho que debes dar la décima parte de lo que percibes a la Iglesia (y no a ninguna organización de beneficencia); eso no es lo que has hecho; has tomado el dinero de tu mejor socio para regalarlo a otros” Los diezmos de los miembros de la Iglesia pertenecen al Señor, quien decide, POR MEDIO DE UN CONSEJO DE SUS SIERVOS (que conveniente), cómo se deberán usar. (Robert D. Hales Quórum de los doce Apóstoles- El diezmo: Una prueba de fe con bendiciones eternas, Conferencia General Octubre 2002)"
El Destino de los que no Pagan
Por último mi buen amigo, deseo darte una pequeña muestra de la manera descarada en la que se infunde miedo para obtener de los miembros el dinero que éstos se ganan a causa de su trabajo y sacrificio y así mantener el nivel de vida de los jerarcas de una institución que a lo largo de varias décadas solo ha demostrado que contrario a dirigir una iglesia, solo dirigen un excelente y muy lucrativo negocio.


DyC 64: 23
"He aquí, el tiempo presente es llamado hoy hasta la venida del Hijo del Hombre; y en verdad, es un día de sacrificio y de requerir el diezmo de mi pueblo, porque el que es diezmado no será QUEMADO en su venida."


Por todo esto querido amigo, sacúdete de ese sueño en el que te encuentras y que por mucho ha demostrado que su interés más que las almas, son los bolsillos de éstas.

Si despiertas de una vez, tus ingresos realmente subirán UN DIEZ POR CIENTO.


Atentamente,

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