Haz lo que Diga José o Atente a las Consecuencias


Barranquilla, 30 de marzo de 2015

Querido amigo, hace poco mientras leía Doctrina y Convenios, me encontré con algo interesante sobre un tal James Covill, ministro religioso que tenía 40 años en este oficio y que el 5 de enero de 1831 se acercó a José Smith haciendo “convenio” de obedecer cualquier “mandato que el Señor le diera por su conducto”. El pobre tipo le dio una oportunidad dorada al “profeta” para que se aprovechara de él. Para ser más exacto, cito textualmente al manual de instituto de Doctrina y convenios, pág. 75:
"James Covill había sido ministro religioso durante cuarenta años, y con esa revelación recibió el llamado para bautizarse en la Iglesia del Señor y predicar el evangelio. Aceptar tal llamado requería que abandonase muchas de sus creencias anteriores, que confesara ante sus seguidores que había encontrado la plenitud de la verdad, y que se fuera a vivir a Ohio, donde en esos momentos la gente oraba al Señor pidiéndole que detuviera sus inminentes juicios. También era prescindible que encontrara un nuevo empleo, a fin de sostenerse por sus propios medios."
Interesante la cantidad de sacrificios que le estaban pidiendo a un hombre que hacía su primer contacto con el “profeta”, ¿no te parece? Algo muy difícil de asimilar rápidamente para cualquier persona, algo que debió frustrar a Smith en sus pretensiones, pues la “conversión” de éste pobre hombre le aseguraría al “vidente” la incorporación de la mayoría de los seguidores de éste a su creciente secta, y, a su vez, tendría a su disposición, además de un abultado número de adeptos, sus correspondientes posesiones. Jugoso botín el que deseaba el “profeta”.

Me parece increíble que se haga referencia en el manual de instituto al hecho de que Covill, quien había trabajado como ministro religioso por 40 años, ahora tenía que conseguir un nuevo empleo para “sostenerse por sus propios medios” y, además, sostener a sus nuevos líderes, Smith y sus secuaces. Claro que esto último no se menciona en el manual ¡Qué extraño!
Esta es la escritura con la que me encontré: DyC 39: 7-14
"7. Y ahora bien, he aquí, te digo, mi siervo James, he observado tus obras y te conozco.
8. Y de cierto te digo, tu corazón es recto delante de mí ahora; y he aquí, he conferido grandes bendiciones sobre tu cabeza;
9. no obstante, has conocido mucha tristeza, porque me has rechazado muchas veces a causa del orgullo y de los afanes del mundo.
10. Pero he aquí, los días de tu liberación han llegado, si escuchas mi voz que te dice: Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando mi nombre, y recibirás mi Espíritu y una bendición mayor que cualquiera que hayas conocido.
11. Y si haces esto, te he preparado para una obra mayor. Predicarás la plenitud de mi evangelio que he enviado en estos últimos días, el convenio que he enviado para recobrara los de mi pueblo, que son de la casa de Israel.
12 .Y acontecerá que el poder descansará sobre ti; tendrás una fe grande, y estaré contigo e iré delante de tu faz.
13. Eres llamado para obrar en mi viña y edificar mi iglesia y establecer Sión, a fin de que se regocije sobre los collados y florezca.
14. He aquí, de cierto, de cierto te digo que no eres llamado para ir a las tierras del Este, sino para ir a Ohio."
Impresionante como se le induce a creer a través de alabanzas por su conducta para luego mandarle el zarpazo e “invitarlo” a ser un servidor sumiso de José. Pero, mi buen amigo, acá no termina el asunto, pues al seguir leyendo la sección siguiente, para mi sorpresa, descubrí que también se trataba de una revelación era para el mismísimo James Covill. Claro está que el mensaje era un poco menos alentador y más bien amenazante, pues parece que el Señor James no había aceptado las pretensiones de Smith para que éste cambiara por completo su vida con el único propósito de favorecerlo a él. Observa la sección 40: 1-3
"1. He aquí, de cierto os digo, que el corazón de mi siervo James Covill fue recto ante mí, porque hizo convenio conmigo de obedecer mi palabra.
2. Y recibió la palabra con alegría, pero en seguida lo tentó Satanás, y el temor a la persecución y los afanes del mundo hicieron que rechazara la palabra.
3. Por consiguiente, quebrantó mi convenio, y queda en mí hacer con él como bien me parezca. Amén."
Bofetones de Satanás
Curiosamente en esta sección el “señor” a través de su “profeta” ahorra palabras para Covill, ya que solamente le “revela” tres versículos a Smith. Pero eso sí, muy dicentes y amenazantes, ya que con una pequeña frase, “quebrantó mi convenio, y queda en mí hacer con él como bien me parezca”, le insinúa al lector que quien no haga caso a la palabra del “profeta y vidente” José Smith, debe atenerse a las consecuencias. Este dios de Smith es más parecido a “Capone” y a “El Padrino” que al Jesús que decía seguir.


Quizás te parezca extraño que te escriba sobre este caso en particular, siendo además poco conocido entre los miembros de la iglesia, pero lo hago para mostrarte la gran similitud que existe entre la situación de Covill con la de muchas personas que llegan a la iglesia con la creencia de estar entrando en el “reino de Dios” y que están dispuestos a hacer todo aquello que “Dios” disponga para ellos, realizando “convenios” con éste mientras se les llena de halagos y atenciones y se les venden falsas esperanzas de exaltación camufladas con explosiones de amor y servicio “desinteresado”, pero que al darse cuenta que hacer dichos convenios conlleva a realizar cambios drásticos en sus vidas, como, olvidarte de los paseos, fiestas, salidas a playa o cualquier otra actividad recreativa en domingo por ser el “día del señor”; incluyendo no poder comprar ni tus alimentos ese día; dejar de consumir té, café, cerveza, o cualquier otra cosa que haga parte de su “palabra de sabiduría”, aunque no sea dañino para nada; modificar tu forma de vestir para ser, o mejor, para parecer más “modesto”; usar ropa interior extraña; trabajar gratuitamente durante tu tiempo libre; dejar de pasar tiempo con tu familia; pagar el diez por ciento de tus ingresos, además de otras donaciones “voluntarias”; ayunar por lo menos una vez al mes y donar a la iglesia el valor de los alimentos que dejaste de consumir en dicho ayuno; visitar a los “hermanos” en sus casas para mantenerlos contentos y activos en la iglesia; mantener un estándar en el corte de cabello y no poder usar barba; hacer tu genealogía para realizar ordenanzas por tus familiares difuntos; ir con regularidad al templo a realizar rituales copiados de la masonería; aceptar sin protestas las palabras de tus líderes por inverosímiles que te parezcan, y una gran lista de cambios que se extiende sin parar. Estos nuevos miembros se sienten abrumados y cualquier atisbo de fe que tuvieron tambalea ante tan descomunal exigencia de cambio y de apariencia de perfección, lo que en muchos casos los lleva a alejarse por ser muy pesada la carga que se debe soportar. Una vez que se alejan reciben el desprecio y el rechazo de aquellos que creían eran sus ejemplos y hermanos, y además sufren el anatema de James Covill donde ahora eres “apostata” y “anti mormón” por rechazar sus “convenios”, y se les aplica la escritura de éste: “quebrantó mi convenio, queda en mí hacer con él como bien me parezca”, o en otras palabras, se han hecho Hijos de perdición y pobre de ellos.

Increíble este dios mormón amoroso, ¿o más bien amenazante?

Como ves mi buen amigo, piensa detenidamente antes de dar el paso de voltear tu vida de cabeza y hacerte súbdito de un clan que ha invertido cantidades enormes de recursos para sacar dividendos al ciento por uno. Mejor continúa siento tú el dueño de tu vida y no le des a otros el control de tus acciones. Recuerda que:

La coacción es la herramienta del déspota.

Atentamente,

Yilmar Ruiz R.

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