lunes, 29 de agosto de 2016

Los Tres Nefitas Mormones



En el mundo mormón es casi común encontrar relatos de eventos, reales o imaginarios, sobre los Tres Nefitas, donde éstos brindan ayuda a personas en labores cotidianas o responsabilidades con la iglesia. A continuación, un punto de vista desde mi perspectiva.


La primera parte de este material es una traducción de MormonThink.com

Enciclopedia del Mormonismo:

Autor: William A. Wilson

Las historias mormonas acerca de los tres nefitas son unas de las leyendas más asombrosas de los ciclos religiosos en los Estados Unidos. Teniendo ciertas semejanzas con las historias del profeta Elías en la tradición judía o la de los santos en la tradición católica, las historias de los Tres Nefitas son la versión distintivamente mormona de esta tradición religiosa. Como parte de un gran grupo de la narrativa tradicional mormona (véase Folklore), estas historias no son doctrina oficial y no están publicadas en la literatura oficial. Están basadas en la historia del Libro de Mormón que cuenta del don que les dio Cristo a tres de sus discípulos Nefitas, durante su visita al Nuevo Mundo después de su muerte y resurrección, de obtener el mismo deseo que éste ya había concedido a Juan el Amado, de “quedarse en la carne” para seguir llevando almas a él hasta su segunda venida (Juan 21:22; 3 Ne. 28:4-9). El registro del Libro de Mormón dice: “Y [los tres nefitas] son como los ángeles de Dios…., y pueden manifestarse a cualquier hombre que les parezca conveniente. Por tanto, ellos efectuarán obras grandes y maravillosas, antes del día grande y futuro,”(3 Ne. 28:30-31; véase también el Libro de Mormón: Tercer Nefi).

Así como la recién fundada Iglesia creció en número, un creciente número de historias comenzaron a circular entre los miembros, las que hablaban acerca de amables hombres de edad, de quienes usualmente se pensaba que eran estos antiguos discípulos Nefitas, los cuales se habían aparecido a las personas que estaban en peligro físico o espiritual y les ayudaban a resolver sus problemas, luego de lo cual desaparecían de repente.


Ya que estas abarcan un siglo y medio de historia mormona, estas narrativas reflejan la evolución de los entornos físico y social en el que los Santos de los Últimos Días han tenido sus pruebas de fe. Por ejemplo, en un estilo de vida o sociedad agraria anterior a la Segunda Guerra Mundial, las historias acerca de los Nefitas hablaban de que estos guiaban a los pioneros a pozos de agua, salvaban a un ganadero en una tormenta de nieve, ofrecían remedios naturales para las enfermedades, araban el terreno de un campesino para que el pudiera cumplir con sus deberes en la iglesia, o entregaban alimentos a misioneros hambrientos. En el mundo contemporáneo, las historias hablan de los nefitas dando ayuda milagrosa a genealogistas mormones en la difícil búsqueda de antepasados, sacando a un joven de un lago después de un accidente de canoa y dándole respiración artificial, arreglando el horno de una viuda, guiando a automovilistas perdidos en una tormenta de nieve, dando aliento a una mujer que había perdido a su marido e hija en un accidente aéreo, y sacando a los misioneros del fuego en un accidente en la autopista.

A pesar de como se han ajustado las nuevas historias, desde los originales pueblos pioneros con caminos rurales hasta nuestra época de civilización urbana con ruidosas carreteras, algunas circunstancias se han mantenido constantes. En las historias, los Tres Nefitas continúan bendiciendo a las personas y, al contar estas historias, los Santos de los Últimos Días testifican de la validez de las enseñanzas de la Iglesia y alientan a la obediencia a las mismas. Las historias siguen proveyendo a los fieles un sentido de seguridad en un mundo inseguro, persuadiéndolos a que como Dios ayudó a los honrados pioneros a vencer un mundo físico hostil, también va a ayudar a los fieles a soportar los males de la sociedad urbana. Entonces, tomadas en conjunto, las historias siguen proporcionando entendimiento en los corazones y mentes de los Santos de los Últimos Días acerca de las creencias que los mueven a la acción.

Bibliografía

Lee, Hector. The Three Nephites: The Substance and Significance of the Legend in Folklore. University of New Mexico Publication in Language and Literature, no. 2. Albuquerque, N.M., 1949.

Wilson, William A. "Freeways, Parking Lots, and Ice Cream Stands: The Three Nephites in Contemporary Society. (En español aquí)" Dialogue 21 (Fall 1988):13-26.

Fuente: Enciclopedia del Mormonismo - BYU Studies

INFORMACIÓN ADICIONAL

Algunos líderes de la iglesia han profesado que los Tres Nefitas son reales y todavía están entre nosotros, como el Elder Jeffrey R. Holland, del Quórum de los Doce Apóstoles, dijo:
"Estos Tres Nefitas continúan en su estado trasladado hoy en día, al igual que cuando iban por todas las tierras de Nefi. En un momento dado Mormón estaba a punto de revelar sus nombres a sus lectores de los últimos días, pero le fue prohibido por el Señor de hacerlo. Sin embargo, estos tres ministraron a Mormón y Moroni, y aún están ministrando a los Judíos, Gentiles, y las tribus dispersas de Israel, todas las naciones, tribus, lenguas y pueblos. (Jeffrey R. Holland, Cristo y El Nuevo Convenio: El Mensaje Mesiánico del Libro de Mormón, p.307)

Guía de estudio de las Escrituras mormona

Discípulos nefitas, los tres
Véase también Discípulo; Nefitas; Seres trasladados

En el Libro de Mormón, tres de los discípulos nefitas escogidos por Cristo.

El Señor les concedió la misma bendición que había otorgado a Juan el Amado, o sea, que permanecieran sobre la tierra para llevar almas a Cristo hasta la segunda venida del Salvador. Fueron trasladados de manera que no sintieran dolor ni murieran (3 Ne. 28).


Libro de Mormón, Manual del Seminario

Lo siguiente es del Manual de Seminario 2012 para la juventud mormona:
Evite la especulación en cuanto a los Tres Nefitas
Muchos han oído historias acerca de supuestas visitas de los Tres Nefitas. En vez de compartir esos relatos, enseñe lo que dicen las Escrituras. Recuerde la declaración de Mormón en cuanto a que los Tres Nefitas estarían entre los judíos y los gentiles, quienes “no los conocerán” (3 Nefi 28:27–28). Absténgase de analizar historias u otra información que no se encuentre en las fuentes aprobadas por la Iglesia.

Manual del Maestro de Escuela Dominical del Libro de Mormón

En el capítulo 46: "3 Nefi 27-30," del Manual del Maestro del Libro de Mormón, (2009), pp 170-73, la Iglesia enseña que "muchas de las historias de la gente sobre los Tres Nefitas son probablemente falsas":
Señale que el Salvador dijo a los tres nefitas que estarían entre los judíos y los gentiles, sin que los reconocieran (véase 3 Nefi 28:25–30); por tanto, muchas de las historias que se escuchan sobre los tres nefitas probablemente son falsas. Explique que la frase “nunca padeceréis los dolores de la muerte” (versículo 8) con frecuencia se malinterpreta como que los tres nefitas nunca morirían. Como enseñó Pablo: “…en Adán todos mueren” (1 Corintios 15:22). Esto se aplica a todos, incluso a los seres trasladados; sin embargo, los seres trasladados pasan por la muerte muy rápido y se convierten en seres resucitados, por lo que no experimentan la separación del cuerpo y el espíritu por ningún lapso de tiempo notable, cosa que sí nos sucederá a la mayoría. Ese cambio se verificará en lo que las Escrituras llaman “un abrir y cerrar de ojos” (versículo 8), y en ese sentido, no “pr[ueban] la muerte” (versículo 7).
En la lección 42: "Este es mi Evangelio," Libro de Mormón, Manual para el Maestro, (1999), p.185, que dice:
Nota: A menudo se relatan historias acerca de los tres nefitas que fueron trasladados. Los miembros de la Iglesia deben ser prudentes al aceptarlas o relatarlas. No se deben tratar esos relatos en la clase.

Comentario de MormonThink

No se habla mucho en estos días de los Tres Nefitas. Parecen haber sido relegados mayormente a los primeros 100 años de la iglesia. Sin embargo las historias de los Tres Nefitas continúan siendo difundidas por miembros que afirman que han interactuado con ellos. Es emocionante pensar que pueden ser en realidad tres seres inmortales que vagan por la tierra ayudando a la gente hoy en día.

Hay que preguntarse por qué algunas personas merecerían recibir las visitas de estos seres inmortales y recibir su ayuda para cambiar un neumático, y  que otros sean ignorados en sus momentos de necesidad.

Sin embargo, cuando se comparan las historias de los Tres Nefitas con otras leyendas urbanas como la autoestopista fantasma, las historias son idénticas. Las versiones mormonas ahora añaden un componente SUD, tal como el "autoestopista" que advierte al miembro que necesita asegurarse de tener un suministro de almacenamiento de alimentos para un año. Si la miríada de historias no mormonas, sobre extraños visitantes, son sólo leyendas urbanas, entonces también lo son las historias de los Tres Nefitas.

Podcast sobre los Tres Nefitas: 
Pesquisas Mormonas, Los Tres Nefitas.

Referencias adicionales:

Bellas Artes del Evangelio LDS.org

Wikipedia sobre los Tres Nefitas

Instituto Maxwell - Acerca de los Tres Nefitas

Los Tres Nefitas Compilado por Ogden Kraut

Los Tres Nefitas  Compilado por Glen W. Chapman

Libros:

Los Tres Nefitas y Otros Seres Trasladados por Bruce E. Dana

Sobre los Tres Nefitas por Douglas y Jewel Beardall

Algunas leyendas precolombinas usadas como "evidencia" por algunos miembros

En muchos blogs de miembros de la iglesia (More Good Foundation), se puede encontrar una cita del libro Los Secretos Precolombinos, escrito por el historiador Colombiano Harold Santacruz Moncayo, usada como "fuente" para la historia de los Tres Nefitas. Los párrafos son sacados de contexto para afirmar que tales historias tienen un peso argumentativo. La cita es la siguiente:
“Un día alrededor del 3 de junio de 1494, durante su segundo viaje al Nuevo mundo, Cristóbal Colón ancló fuera de las orillas de Cuba; Envió una expedición a la orilla para obtener un poco de agua fresca y madera. Entre aquellos enviados a tierra bajó un arquero, que se separó de la comitiva y entró en los bosques con su ballesta a cazar. Él no había caminado mucho tiempo cuando se devolvió apresuradamente y fue donde los del grupo con este informe: “Declaró que él no había avanzado muy lejos, cuando observó de repente que era espiado a través de un claro del bosque, era un hombre vestido de blanco hasta los tobillos, tan blancos y largos como un fraile del orden de Santo María de la Misericordia, que al principio él lo tomó como si se tratase del capellán del Almirante, pero otros dos le seguían, con túnicas blancas que alcanzan a sus tobillos; los tres eran de cutis como los europeos. Detrás de éstos aparecieron muchos más al número de treinta, armados con flechas y lanzas. Ellos no hicieron ninguna señal de hostilidad, pero permanecían callados, el hombre de traje blanco largo, tomó la delantera para hablarme a mí; pero Yo estaba tan asustado de ver el número de acompañantes que huí para buscar la ayuda de mis compañeros al instante. Más tarde reconoció que se acobardo de ver a los nativos armados y que con sus compañeros no tuvieron el coraje de enfrentarlos y salieron despavoridos hacia las naves ancladas en el mar. (Irving 196)
Hay dos alternativas: O el hombre puede haber estado engañando a Colón; o que él había visto una bandada de grullas en lugar de lo que imaginó. Colón tenía razón para dudar de la exactitud de la información del arquero; por lo tanto sugería espiarlos desde las naves, pero los catalejos no permitían identificarlos desde a bordo “Por eso al día siguiente se programo que todos fueran a tierra, con Órdenes para penetrar al interior si es necesario hasta cuarenta millas” para verificar esta historia.59 (Irving 197)
Incluso una tercera expedición se envió al tercer día a tierra, en la demanda de estos nativos y sus tres líderes blancos vestidos de blanco. Este acontecimiento se convirtió en un problema, todos opinaban sobre la credibilidad del arquero y despertó la curiosidad del Almirante.
Aunque las comitivas volvieron sin una evidencia, no se menciona nada al hombre de la ballesta que más tarde retracta su historia. Tanto así, que crea dudas en el Almirante y de ahí en adelante se pide que ninguna acción sea comunicada sin un segundo testimonio. En dos semanas, Colón ya sabía comunicarse con un nativo, de quien supo: que a diez leguas al oeste había algunos nativos entre ciertas montañas que él vio de lejos, que había un rey, tan poderoso que su reinado abarcaba muchos pueblos; Que él llevaba un vestido blanco que llegaba a tierra; que se le llamó un santo; que sus enseñanzas fueron obedecidas siempre, aunque comunicaba sus órdenes y sus asuntos mediante símbolos visuales, (Irving 200)”
Referencia"Los Secretos Precolombinos", pág. 43 - 45, Harold Santacruz Moncayo.
Comentario del Libre Pensador: Realmente no hay una base razonable para asociar este supuesto evento con los Tres Nefitas mormones, salvo que se hace alusión a tres personajes, pero donde uno predomina. Básicamente, un evento con tal escasez de datos podría ser relacionado con cualquier creencia, semejante o no, religiosa o no, de acuerdo al intérprete. En el libro de Santacruz se hace referencia también a otros eventos misteriosos que no tienen ninguna relación con el mormonismo, que bien podrían ser relacionados con cualquier tipo de creencia, incluyendo la forma casi de adoración con la que los conquistadores europeos fueron recibidos por los nativos americanos.

Como bien sabemos, estas tierras fueron antes visitadas por ciertos pueblos del antiguo continente, incluyendo a los nórdicos, cuyos rasgos europeos pudieron haberse mezclado con los pueblos indígenas de américa; o es también posible que algunos otros pueblos pudieran haber traído partes de sus costumbres, religión, etc. Básicamente, como no existen pruebas físicas irrefutables sobre las afirmaciones mormonas -afirmaciones que han sido tomadas más prudentemente por la iglesia, incentivando a sus miembros a dejar de lado estos relatos y enfocarse en las enseñanzas- cualquier relación de estas historias precolombinas con las afirmaciones mormonas son simples especulaciones carentes de validez.

Las historias de los Tres Nefitas son bastante atractivas en un mundo ávido de ayuda suprema ante la "impotencia" humana, y esa misma necesidad de ayuda impulsa al ser humano a creer en, o darle peso a, quimeras y fantasías en las cuales el mormonismo abunda.

Mi propia experiencia con "Seres Trasladados", por el Libre Pensador

Si han podido leer mi experiencia religiosa en el mormonismo sabrán que una da las razones por las que regresé a la iglesia, luego de haber descubierto alguna parte de su historia maquillada, fue una "experiencia sobrenatural" que tuve poco antes de encontrarme con unos jóvenes de la rama en la que vivía. El asunto sucedió así:
Estado actual de las heridas en mi brazo
En cierto momento, mientras administraba un negocio familiar, y encontrándome fuera de éste por asuntos irrelevantes para este relato, se acercó hasta el sitio un sujeto con intención de robar a mi esposa y a algunos clientes que se encontraban allí. Mientras el individuo amenazaba a estas personas con un cuchillo, casualmente llegué en ese momento y, por dármelas de Superman, me abalancé sobre éste y logré quitarle el cuchillo.
Luego de desarmarlo, y teniéndolo (como dice en el Libro de Mormón sobre Nefi y Labán) en mis manos, dudé y no le "corté la cabeza" como hizo Nefi, sino que al verlo drogado y casi acabado físicamente solo lo empujé fuera del negocio para que se marchara. Desgraciadamente, el tipo cayó al lado de una botella, la cual tomó y me lanzó hacia la cara con mucha fuerza. Providencialmente crucé mi brazo para evitar que me golpeara el rostro y la botella se estrelló en la parte posterior de mi antebrazo causándome una herida bastante grande.
Luego de ello, el tipo salió corriendo a esconderse en su casa, hasta donde llegamos varios vecinos a buscarlo, y hasta donde llegó la policía también. Curiosamente, y como es costumbre en mi país, el tipo se escapó y yo quedé marcado de por vida sin lograr justicia.
La policía me llevó al hospital, donde me curaron la herida y me la cerraron con 32 puntos de sutura. Luego me pasaron la cuenta por el "servicio médico", una cifra bastante alta para mi en ese momento, sobre todo porque los policías me habían llevado hasta allí sin tener ningún documento, ni mi billetera. Agobiado así por el problema que enfrentaba por tener que padecer el ataque de un delincuente, y luego el del sistema nacional que en lugar de proteger y asegurar la atención gratuita a la víctima, me cobraba en dinero lo que ya había pagado con sangre. Me senté en una banquita de la sala de espera. Cabizbajo, y muy desganado, noté que un hombre salía de una habitación (o eso creí yo) del hospital, quien acercándose a mi me dijo muchas cosas que me reanimaron y me ayudaron a soportar el duro momento. 
Noté que el hombre era de piel blanca, con una barba cerrada pero no espesa sino muy bien delineada, su cabello era muy rubio, a mi me pareció blanco en ese momento, así como su barba. Estaba vestido de un uniforme de conserje de color blanco con vivos azules y tenía en la mano un cepillo de barrer con el que adelantaba ésta labor. Su mirada irradiaba una expresión de alegría, la cual me contagió a pesar del momento que estaba viviendo, ¡fue de verdad para mí un ángel en ese momento!
El extraño hombre me escribió en un papel el nombre de una mujer con la que debía hablar y exponerle mi caso, pues ella me ayudaría a solucionar mi problema. Señalándome hacia donde dirigirme para poder encontrarla se marchó con una sonrisa a seguir en sus labores. Dirigiéndome hacía la puerta del hospital para preguntarle al vigilante por la mujer, éste me señaló a una dama, que casualmente entraba a su oficina, que estaba justo en la puerta del hospital, y llamándole la atención el vigilante, me hizo pasar hacia el interior de la misma.
Le expuse mi caso y estuvo de acuerdo conmigo en que el sistema debía ser mejorado. Me hizo un descuento tan grande en mi cuenta hospitalaria que pude pagarla con lo que tenía en mis bolsillos, quedándome justo lo que necesitaba para volver a casa. Luego de pagar la cuenta, fui en busca del extraño hombre que me había ayudado, para agradecerle sus palabras y ayuda, sin poder hallarlo. Al ver a una mujer que adelantaba labores de aseo me le acerqué y le pregunté por el señor. Ella pensó que estaba equivocado, ya que en ese hospital no había ningún trabajador con esa descripción, "es más" me dijo, "ese que describes ni siquiera es el uniforme de nosotros, mira que el nuestro es azul oscuro, no blanco" aseguró con certeza. Le dije que estaba seguro de haber hablado con un hombre con la descripción que le dí, y señalándole la habitación desde la que lo vi salir le dije: "salió de esa habitación, estoy seguro". La mujer riéndose casi a carcajadas me llevó hacia donde yo le señalaba diciéndome, "venga y vea la habitación señor". Al dirigirme hacia allá, la mujer me abrió la puerta para notar mi cara de asombro al ver que se trataba de una bodeguita muy pequeña como de 1 metro por 1 metro, donde guardaban los elementos de aseo del hospital.
Como sabrán esto fue algo muy asombroso para mi, y dada mi inclinación inducida a creer en eventos milagrosos, y al juntarse esto con el reencuentro con los miembros de la iglesia, se formó el cóctel perfecto para volver a ser parte de la secta. La continuación de esta historia la podrán ver en mi experiencia religiosa en este mismo blog.

Cuando ingresé por segunda vez a la iglesia, y al contar esta historia, muchos miembros inyectaron más de esa creencia en mi de que se trataba de un ser trasladado, enviado a mí para ayudarme en ese momento y hacerme regresar a la iglesia. Algunos me decían que era uno de los Tres Nefitas, y otros que era Juan el amado, pero todos coincidían en felicitarme por haber conocido a un ser celestial. Incluso uno de los misioneros de la rama me dijo que abriera el Libro de Mormón al azar mientras pensaba en el personaje del hospital, y que de esa forma sabría quien era el que me había "visitado". Probé esto muchas veces y siempre fue alguien diferente.

Hoy en día, cuando no soy gobernado por creencias infundadas, veo que la experiencia, aunque real, puede tener infinidad de explicaciones razonables alejadas de lo milagroso y sobrenatural, pero a veces el deseo de creer supera el poder de pensar.

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